Psicólogo en Mallorca

Las dos caras del humor político

Sin duda los chistes sobre la política y los políticos que actualmente abundan en correos electrónicos, conversaciones, y en el humor gráfico de los medios, tienen efectos positivos.

Permiten una forma de crítica minimizando el enfrentamiento directo y destacando a través de la caricatura rasgos y acciones.

Desde el punto de vista psicológico, en tanto se trata de humor, es un bálsamo para la rabia, impotencia y amargura de los ciudadanos ante los males de los cuales se sienten objeto por parte de quienes detentan el poder. Se trate de la sonada corrupción o la ineficacia en sus funciones.

A tal punto son incuestionables las bondades del humor en el psiquismo que Sigmund Freud lo consideró un elemento valioso para el bienestar ante cualquier adversidad. En su breve libro El Humor del año 1927, relata la historia de un preso que va a ser colgado en la horca un lunes y comenta: ”Bonita manera de empezar la semana”. Refleja la posibilidad del yo de descentrarse de su trágica realidad minimizando y riéndose de su desgracia. Al reírnos de nosotros mismos tanto como de nuestras adversidades nos situamos por sobre ellas, las reducimos y hasta las gozamos, en tanto que hay gozo en la risa

Freud descubrió que el chiste posibilita una manera de burlar la censura. Todo chiste dice algo de verdad. Tanto como que todo piropo tiene algo de caricia aunque a veces ni siquiera quien lo enuncia se percate de ello.

Pero este fenómeno tiene otra cara.

Lamentablemente, en el caso de los chistes sobre la corrupción o ineficacia de los políticos hay un aspecto negativo ya que demuestra la expresión de decadencia de la moral social.

Se trata de que en tanto que una realidad deja de sorprender, en cierto modo se banaliza o es reconocida como parte del sistema.

Por ejemplo, y por suerte, no se hacen chistes sobre pederastas o sobre los enfermos de cáncer. Y no se hacen porque causan horror, sufrimiento o resultan inaceptables.

Sin embargo en los más sonados casos de la corrupción y sus protagonistas, los infinitos chistes hacen que nos acostumbremos a esa realidad que acaba por resultar tolerable y familiar.

Chistes acerca de sobres, palacetes o bunga-bunga contienen crítica, burla y una forma de castigo denigratorio hacia los malos… pero también el reconocimiento de que son parte de nuestro mundo… Y eso, es peligroso.

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