La degradación del amor no tiene género
Hay varios indicadores de que el año que termina ha estado marcado por un significativo protagonismo de las tensiones y conflictos en las relaciones entre los géneros.
Además de la fuerte presencia en todos los medios de los movimientos sociales de gran parte del mundo en contra de la violencia machista junto al aumento de feminicidios y violaciones hay otros aspectos ligados a la relación entre hombres y mujeres en los que se están evidenciando cambios.
Aunque las formas en que se organizan las relaciones de pareja, como otras prácticas sociales, evolucionan y se transforman de manera espontánea, lo que ocurre en el sistema jurídico es un indicador tardío pero más definitivo del contrato de deberes y derechos que rápidamente se teje a partir de que la chispa de la sexualidad une a dos personas en un universo compartido de derechos y responsabilidades que incluyen a menudo hijos y bienes.
Dos noticias recientes son un inequívoco e interesante reflejo de tendencias en este campo.
Una de ellas fue que tal como informó Diario de Mallorca, el pasado 18 de noviembre el Colegio de Abogados de Baleares, realizó una jornada de puertas abiertas para consultas gratuitas. 70 letrados atendieron y asesoraron de manera personalizada 340 consultas. Resultó que las consultas sobre temas de divorcios, tenencia de hijos y derecho de familia fueron de modo apabullante los temas prevalecientes. Esto es significativo pero no sorprendente, pues hay muchos indicadores de la fragilización de las parejas estables y del aumento de separaciones, divorcios y conflictos, sobre todo cuando hay hijos y bienes en común.
La segunda noticia es importante porque pone en evidencia un aspecto menos difundido de la violencia de los sexos, y a la vez testimonia un cambio de enfoque de los jueces.
Se trata de una sentencia de una jueza modificando un acuerdo de divorcio típico en que la justicia había dejado la vivienda familiar a la mujer hasta la mayoría de edad de los hijos. Hasta la actualidad casi siempre era así aún cuando la vivienda no constituyera un bien ganancial o incluso perteneciera al marido previamente a la constitución de la relación obligándolo a seguir costeando la hipoteca, si la hubiera, amén de los gastos de manutención.
En este caso, la juez revocó el usufructo y dictaminó que la mujer debe abandonar la vivienda por considerar que hay una situación de abuso, ya que la misma formó una nueva relación con otro hombre con el que convive en la casa de la que el ex marido sigue pagando la cuota hipotecaria. Que el juez de este caso sea mujer evita suspicacias sobre subjetividad de género.
Esta novedosa sentencia muestra la existencia de otra forma de violencia de los sexos que podríamos llamar la mercantilización de las relaciones amorosas. Hace un par de años Diario de Mallorca publicó una nota de redacción que se titulaba “Futbolistas que niegan ser padres” a raíz de múltiples casos protagonizados por estrellas del futbol mundial, millonarios súbitos, inestables y promiscuos, que son presas de maniobras de mujeres que logran embarazarse como forma de obtener una parte de sus fortunas.
Por suerte la forma criminal de violencia sexual, la que protagonizan hombres que matan y violan a las mujeres, está recibiendo una atención que es de esperar mejore ese aspecto de la violencia entre los géneros. Pero los psicólogos somos testigos de la existencia de otras formas de violencia, larvada pero también destructiva ya que supone conductas de abuso y degradación entre géneros.
Aunque existan innegables diferencias entre las conductas bestiales que acaban llevando a hombres al ataque físico hacia mujeres que son tratadas como objetos de un deseo ciego y egocéntrico y las formas civilizadas de vampirismo económico que substituyen el amor de algunas mujeres hacia sus parejas o ex parejas, psicológicamente hay elementos en común.
De una manera un tanto sobre-simplificada, recordemos que los patrones instintivos de machos de todas las especies no humanas incluyen conductas de competencia agresiva intra-sexual y de subyugación inter-sexual y los de las hembras incluyen instintos de cuidado de la prole que relegan el interés por el macho una vez obtenida la fertilización. Incluso hay insectos en que el macho es devorado por la hembra una vez cumplida su misión. Este fenómeno es conocido en biología como “canibalismo sexual”
En los humanos estos patrones instintivos basales son moldeados por la cultura social y también por la historia individual.
Es en este último nivel en el que para la psicología se producen las condiciones para que esos impulsos instintivos evolucionen encontrando formas viables, sostenibles y saludables o por el contrario lleven a mujeres u hombres a una degradación del amor y a un desprecio de la subjetividad del conyugue y su uso como mero objeto.
Un indicador de la progresiva presencia de estas tensiones que van siendo socialmente reconocidas son las cada vez más frecuentes “capitulaciones prematrimoniales” que son la demostración de que cierta desconfianza o el temor a la forma en que puede evolucionar una historia de amor está presente desde sus inicios.
Quizás un viejo chiste refleje o caricaturice esta realidad:
“- Vengo en son de paz.
– Y entonces por qué traes el hacha?
– Por si te pones tonto”