Psicólogo en Mallorca

¿Hay alguien más ahi?

En un momento de fuertes controversias en la comunidad científica sobre la falta de presupuestos para la investigación, la NASA ha aprobado un presupuesto de 2500 millones de dólares para el 2015 para la búsqueda de vida extraterrestre. La posibilidad de que exista vida inteligente extraterrestre es un interrogante apasionado para millones de personas. Y no solo ingenuos soñadores sino también reconocidos investigadores de todo el mundo.

En 1970, bajo el patrocinio de la NASA surgieron los primeros proyectos sistemáticos y científicos para la búsqueda de vida inteligente extraterrestre y desde entonces se le están destinando importantes fondos y tecnología avanzada.

El nombre genérico para todos estos proyectos es SETI, que es el acrónimo del inglés Search for Extra Terrestrial Intelligence, búsqueda de inteligencia extraterrestre. El esfuerzo de esta búsqueda incluye el rastreo computarizado de las señales que llegan del espacio y la propagación permanente de señales con información que pudiera ser recibida y descifrada por algún ser inteligente. Es como si se tiraran millones de botellas con mensajes al océano desde una diminuta islita diciendo quienes somos con la esperanza de que alguien reciba al menos una.

Entre los científicos hay escépticos y esperanzados. También críticos, por el peligro de propagar información que podría revelar nuestra presencia a seres que pudieran no necesariamente ser benignos. Es como si los malogrados indígenas americanos hubiesen avisado a los depredadores europeos de su existencia. Lamentablemente para ellos no hizo falta ya que terminaron exterminados en uno de los más grandes genocidios de la historia. Una de las reflexiones que mejor expresan las discusiones de la astrofísica es la llamada “paradoja de Fermi” que se originó en una afirmación del físico Enrico Fermi sobre lo contradictorio de que pese a la alta probabilidad de la existencia de vida inteligente el universo jamás haya habido una señal de su existencia. Pero todo esto es un problema de los físicos. Para la psicología el interés es la llamativa pasión por que haya ahí fuera, en el infinito del cosmos alguien especial y distinto y que no estemos solos.

Eugenio, el popular humorista de los años 80, contaba así un chiste que sirve para mostrar que ni la fe en Dios colma esa ansia humana. «Un tío se cae por un barranco, se agarra precariamente a unas ramas para no caer al precipicio y grita:
-¿Hay alguien? ¡¡Dios mío, ayúdame!

En esto que aparece una voz del cielo que dice – Soy Dios, suéltate de la rama que antes de que toques el suelo un grupo de mis ángeles te recogerá en vuelo y te salvará. A lo que le hombre contesta – Vale, pero ¿hay alguien más?” Para la psicología clínica el origen del sentimiento y de la necesidad de que haya vida extraterrestre se origina en la nostalgia del niño de la presencia poderosa y protectora de los padres que… siempre han estado ahí!

Con independencia de la legitimidad, el éxito o el fracaso de los proyectos SETI, en el corazón de cada físico que escrudiña el espacio, puede que haya algo de esa orfandad del personaje tan humanoide e, intencionalmente, conmovedor de la película “E.T. el extraterrestre” de Spielberg que clamaba “ET teléfono casa”. Los biógrafos de Spielberg revelaron que el libreto se originó en un momento de desgarro familiar en que se separaron sus padres y necesitó crear un hermano o amigo imaginario.

En fin, que aunque no es seguro si hay alguien allí afuera que algún día coja una botellita y lea nuestros mensajes, lo que es seguro es que en el inconsciente de cada adulto hay un niño necesitado de compañía y amor.

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