Psicólogo en Mallorca

Crisis y salud mental

Nuestro sistema social y económico está siendo afectado por una crisis desconocida para la mayor parte de las personas que están en edad activa. Solo por citar unos ejemplos: la pérdida del trabajo o el endurecimiento de las condiciones del mismo, la necesidad de modificaciones de los hábitos de consumo, el desconcierto de jóvenes al acabar una carrera universitaria realizada con el objetivo de tener un proyecto profesional que se revela irrealizable, pequeños y no tan pequeños empresarios enfrentados al fracaso comercial de sus actividades, etc. Siendo un tanto esquemático, podría decir que psicológicamente hay dos tipos de efectos: el trastocamiento de la calidad de vida que es el resultado de un equilibrio basado en una proporcionalidad entre esfuerzo y gratificación y la desorganización del sentido vital. Como afecta esta situación a la salud mental de la población? Al igual que el sistema inmunológico de los individuos determina quienes se ven afectados por una epidemia, las personas son más o menos frágiles ante las adversidades y en consecuencia tienen distinta capacidad de adaptarse ante una crisis externa. Estudiando los traumas psíquicos, Freud llamó «series complementarias» a la relación entre la magnitud del trauma y el impacto que produce; analizó situaciones extremas: por un lado los individuos que ante un mínimo trauma desencadenan un severo trastorno neurótico y por otro las personas que no desarrollan ninguna patología psíquica pese a haber enfrentado situaciones gravísimas.

En psicología clínica, al grado de fragilidad se lo llama predisposición y al enfermar descompensación. Quienes son los más predispuestos a enfermar? La estructura psíquica de cada individuo funciona con parámetros fijos que hacen a la identidad. Son modelos que incluyen una manera de pensar, una visión del mundo, una ética y lo que Freud llamó «el ideal del yo». Algo así como la vara con que medimos lo que consideramos éxitos o fracasos, o nuestro nivel de auto-exigencia y autoestima. En consecuencia cuando el mundo en que vivimos sufre una conmoción, la rigidez o flexibilidad de ese ideal del yo es un factor determinante en su capacidad de reacción.

Actualmente casi no hay día en que políticos, economistas o periodistas especializados no ofrezcan interpretaciones y pronósticos. Cuanto durará la crisis, cuando volverá a crearse empleo, etc. Sin embargo, por ahora es inevitable la incertidumbre. Por lo tanto aquellos individuos con más necesidad de certezas y control sobre sus circunstancias son los más vulnerables y afectados. Aunque no hay aún estudios epidemiológicos rigurosos, las patologías con más incremento en la consulta de los psicólogos clínicos son la ansiedad, las crisis de pánico o estados de desmotivación. Desde el punto de vista psicológico, la mejor herramienta es la capacidad de modificar los sistemas de pensamiento y valoración paralizantes, el incremento de la capacidad de transformar los valores y objetivos, y disminuir los niveles de exigencia y control. También aprender a convivir sin angustia con una nueva presencia: la incertidumbre. Recordemos que los temporales quiebran grandes árboles pero no flexibles juncos.

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