Psicólogo en Mallorca

Steve Jobs: homenaje a la locura

En el festival de cine de Sundance de 2013 se presentó el film Jobs, una relato biográfico un tanto edulcorado sobre Steve Jobs, el 16 de agosto se estrenó en los cines de Estados Unidos y ya está en las salas de Palma. No es el único ni el primer trabajo sobre el personaje, en 1999 se había estrenado Piratas de Silicon Valley. Un trabajo más profundo, extenso y absolutamente recomendable es la publicación Steve Jobs, trata de un estudio biográfico escrito por el periodista Walter Isaacson en noviembre de 2011.

Hablando a la ligera, podría afirmarse que Steve Jobs era medio loco, un friky o ambas cosas. Entre otras cosas tenía una personalidad inestable, fue un padre abandónico, un maltratador para los que lo rodearon, un manipulador con rasgos psicopáticos, un fanático y obsesivo vegano (vegetarianismo radical). Además tenía un marcado mecanismo de distorsión de la realidad presente en casi todos los ámbitos de su vida. Me interesa su análisis psicológico porque también fue un creador extraordinario y fecundo, un líder eficaz y resolutivo, un hábil intérprete de las necesidades de la comunicación social, de la estética contemporánea, de las posibilidades de la gráfica, el cine, la música, la lectura y muchas más cosas que cambiaron el mundo en que vivimos hacia lo que se denomina con acierto “un estilo de vida digital”.

Más aún, no se limitó a satisfacer deseos de la gente sino a generarlos y complacerlos. De las múltiples facetas de un personaje tan complejo, hay uno de sus más destacados mecanismos psíquicos admitidos por todos e incluso por él mismo, que un colaborador llamado Bud Tribble llamó “campo de distorsión de la realidad” parafraseando la película de ciencia ficción Star Trek. En ella una nave espacial se vale de la propiedad de unos motores de crear una burbuja con un campo de distorsión que permite superar la velocidad de la luz.

Psicológicamente, en este personaje singular se manifiesta la relación dialéctica entre el individuo y la realidad que lo rodea. La paradoja es que la no aceptación de la realidad puede llevar a la locura y la inadaptación pero, a la vez es necesaria en el acto creativo. En particular la biografía de Issacson, describe como las extraordinarias creaciones de los productos de Apple fueron acompañadas de momentos obsesionales en que Jobs negaba las imposibilidades e imponía su visión distorsionada haciendo que se volviese real.

Lo cierto es que gran parte de las iniciativas creadoras que transformaron el mundo en que vivimos han tenido origen en mecanismos subversivos y transgresores respecto a la realidad. Para bien y para mal. Hitler fue un paranoico y cambió el mundo, Gandi un místico y modificó la vida de millones de indios. Lázaro Zamenhof creó el esperanto, un hermoso y racional proyecto de una lengua planificada que hermanara a toda la humanidad, y fracasó. Por el contrario los nacionalismos crecientes resucitan y reivindican cada vez más lenguas. En 2009 Satoshi Nakamoto tuvo una ocurrencia insólita que muchos especialistas consideraron un ridículo disparate. Creó una moneda electrónica universal que no tiene respaldo en oro ni soporte en papel ni en nada que no sea la realidad electrónica y la llamó Bitcoin. Parecía una loca fantasía, sin embargo ya se está utilizando en todo el planeta. En fin, la lista es innumerable y abarca la historia de muchas de las creaciones del pensamiento humano tanto como la montaña de ideas fracasadas y delirios que nunca se materializaron? hasta ahora.

El acto creativo es por necesidad solitario. El creador necesita soltarse de la seguridad del consenso, de la aprobación de sus semejantes, y llegar a una frontera cuyo atravesamiento puede confundirse con la locura y la inadaptación, además de tener que aprender a convivir con la incertidumbre. Cuando Machado dice en uno de sus poemas aquello de que no hay camino y que se hace camino al andar se refiere a esa inquietante sensación de todo acto creador.

Vale la pena citar el texto de un spot publicitario que Jobs redactó para su regreso a la empresa Apple: “Este es un homenaje a los locos. A los inadaptados. A los rebeldes. A los alborotadores. A las fichas redondas en los huecos cuadrados. A los que ven las cosas de forma diferente. A ellos no les gustan las reglas, y no sienten ningún respeto por el statu quo. Puedes citarlos, discrepar de ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Casi lo único que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Son los que hacen avanzar al género humano. Y aunque algunos los vean como a locos, nosotros vemos su genio. Porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo… son quienes lo cambian”.

En su vida no todo fueron luces. Maltrató y dañó a muchos de los que dependieron de él, incluidos sus hijos. Traicionó amigos. Se apropió de ideas ajenas atribuyéndoselas como propias. Su campo de distorsión de la realidad también aceleró su muerte. Diagnosticado de un cáncer que debía ser operado, se empecinó en tratarse con medicina alternativa, dietas vegetarianas y acupuntura.

El gran problema de las conductas que atraviesan las fronteras de lo establecido fue gráficamente expresado en una frase que Sigmund Freud transcribió en uno de los grandes casos clínicos de la historia del psicoanálisis. Un paciente recordaba que su padre dijo de él “este niño será un gran hombre o un gran criminal”. Steve Jobs consiguió su objetivo de cambiar el mundo, y la suya fue una locura que ocupa un lugar entre los que merecen recibir un homenaje.

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