Psicólogo en Mallorca

Ansiedad, adicción y placer: un sistema de vasos comunicantes

Con la entrada en vigor cada vez más definitiva de la normativa dirigida a tratar el tabaquismo como un hábito que no solo daña a quienes lo practican, sino que además degrada el ambiente de los demás aumenta la conciencia de que es un trastorno y también la pregunta sobre la causa.

Un análisis en profundidad nos muestra que esta adicción es parte de un fenómeno más amplio y complejo: la ansiedad. Según datos sobre consumo de medicamentos de la Consejería de Sanidad el 6% (287.000) de los más de 4 millones de dosis médicas que se recetan al día en la Comunidad de Madrid son ansiolíticos e hipnosedantes, drogas que se utilizan para controlar los efectos de la ansiedad y para tratar ciertos trastornos del sueño.

Un informe realizado en el año 2001 por la Dirección General de Farmacia, revela que se consumieron en España casi 35 millones de fármacos de tipo ansiolítico, o tranquilizante, aumentando el consumo de estos fármacos un 259,4% en el periodo 1997-2001. Posiblemente la ansiedad es uno de los trastornos psíquicos más frecuentes en la población actual.

¿Qué es la ansiedad?

El estado de ansiedad, curiosamente, tiene mucho en común con la excitación vital y el entusiasmo que acompaña todo proyecto de vida. Lo distintivo es que es un estado de excitación negativo y que quien lo padece no puede asociarlo a ningún objeto capaz de aliviarlo. Alguien excitado por algo que lo entusiasma no pensaría en consumir ansiolíticos, dado que el pensamiento se colma con el objeto en cuestión y con el placer imaginado de obtenerlo. En cambio, en el estado de ansiedad, la conciencia es inundada por el propio estado del que urge librarse. En síntesis, y esto es un dato clave, la ansiedad es una excitación dolorosa, de inquietud, de incómoda agitación, que incluso, muchas veces se acompaña de insomnio, trastornos psicosomáticos, como la taquicardia, la sudoración o las alteraciones respiratorias o del aparato digestivo. Su aparición va desde estados controlables de irritabilidad e inquietud hasta ataques de pánico y perdida del control.

¿Qué origina la ansiedad?

Dado que la ansiedad es una alteración psicosomática, en la explicación de sus causas confluyen biología y psicología. Mucho polemizan los investigadores sobre si las causas son genético-biológicas o psicológicas. La observación clínica muestra que en realidad parece haber más de un agente combatiendo por el control de nuestro comportamiento y nuestras emociones. La explicación no proviene de un solo campo sino de la interacción entre disciplinas como la biología de la conducta y el psicoanálisis, pues factores biológicos y psico-dinámicos actúan de modo inseparable. Para comprender este fenómeno es necesario habituarse a pensar en varias dimensiones con las reglas propias de cada una de ellas. Nuestro cerebro, como el de todos los animales tiene centros que son estimulados por aquellas conductas que tengan valor para la subsistencia del organismo (centros de placer) y otros que se activan cuando ocurren percepciones asociadas a experiencias nocivas. El balance de estos diferentes tipos de centros nerviosos permite que las emociones dirijan el comportamiento hacia objetivos que, en general, son biológicamente ventajosos. Pero el programa de la naturaleza no es más que un inocente mecanismo susceptible de ser engañado. Paradójicamente todas las drogodependencias, incluido el cigarrillo y el alcohol constituyen un intento de aliviar la ansiedad por medio de un atajo a la sensación de placer que acompaña la satisfacción pese a la destrucción del organismo.

A nivel neurobiológico y hormonal se genera una excitabilidad variable que se manifiesta como una fuerza endógena que busca expresión y satisfacción. Buen ejemplo de esto es la revolución del comportamiento del adolescente por la irrupción de los cambios hormonales, entre otros factores.

Éxito o fracaso del desarrollo de la personalidad depende de la posibilidad de que estas presiones endógenas de origen neurobiológico puedan ser canalizadas y satisfechas. La ansiedad se debe al fracaso del psiquismo en procesar las excitaciones asociándolas a representaciones de objetos. A este fenómeno, por el cual asociamos a una representación mental una carga de excitación e interés se lo denomina, en psicología. clínica investimento.

La educación, entendida en el sentido del conjunto de circunstancias condicionantes que con su influencia modelan los patrones de comportamiento, tiene su eficacia con la política de palo y zanahoria, o sea premio y castigo en un sentido amplio de efectos de malestar y bienestar asociados a los comportamientos del niño.

Esto genera una doble moral: lo bueno en el sentido del deber ser, de lo que los demás quieren, tiene independencia e incluso choca con lo bueno en el sentido del placer de la satisfacción inmediata de las propias necesidades y excitaciones. El éxito del desarrollo de una organización psíquica depende de que las representaciones emocionales que se tejen en la educación posibiliten una compatibilidad de estas dos morales.

El fracaso de esta compatibilidad hace que la satisfacción de las excitaciones se asocie a la culpa y a la sensación de peligro urgiendo al psiquismo a librarse de esa amenaza por medio de bloqueos y represiones. Como la excitación sigue insatisfecha, continúa presionando y así se crea el estado de ansiedad.

Así como no es igual parar el curso de un río que encauzarlo en acequias, las experiencias infantiles y la educación pueden bloquear o ayudar al niño. en la expresión de sus excitaciones. Por un curioso fenómeno de irradiación, en las futuras experiencias de la vida toda excitación intensa, podrá evocar ese peligro generando culpabilidad o bloqueo en lugar de entusiasmo, consecución de lo deseado y satisfacción.

En 1950, el psicólogo inglés Gregory Bateson denominó double bind al tipo de comunicación contradictoria, que de ser crónica, puede producir desde estas represiones hasta esquizofrenia.

¿Cómo defenderse de la ansiedad?

Así como el organismo intenta defenderse de un elemento patógeno que lo invade, las personas afectadas por un estado de ansiedad intentan librarse del mismo. Dado que el ansioso no dispone de un objeto adecuado que, al conseguirlo, le dé satisfacción tiene que aplacar de alguna manera el padecimiento. Una de ellas es la pura extinción del estado por eliminación de la capacidad de excitarse del sistema nervioso. Es como si, ante una fisura en un dique, se quitara el agua. Es el caso de los ansiolíticos El otro recurso es dirigir la excitación a una solución de compromiso. Es el caso de las adicciones a drogas o actividades compulsivas como la ludopatía o la bulimia. Una característica distintiva y negativa de estas «soluciones» es que no son electivas sino compulsivas. O sea no son decisiones voluntarias. De ahí lo incomprensible de las adicciones: la gran mayoría de los fumadores expresa desear abandonar el hábito y no poder. Una aceptable definición de adicción es, de hecho, que se trata de la persecución de un objeto que el sujeto desea no desear. Otra dimensión es lo que en psicología. cognitiva se denomina AUTOSHAPING. El autoshaping es un conflicto intertemporal en el cual el sujeto sabe que lo que le dará satisfacción inmediata le dará también dolor más tarde. Lo que distingue negativamente al adicto es una incapacidad de computar este balance, y sucumbir al canto de las sirenas que prometen inmediata satisfacción.

Psicoterapia de la ansiedad

Así como los ansiolíticos representan un alivio de la presión que ejercen las excitaciones, o las adicciones y compulsiones representan intentos precarios con componentes autodestructivos, la psicología clínica procura cambiar las condiciones intrapsíquicas disociando la angustia y la culpa de la búsqueda y obtención de satisfacciones.

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Publicado el 15/12/2005 en Diario de Mallorca