Psicólogo en Mallorca

Aborrecer tras haber querido, mil veces ha sucedido

La deriva final del mandato de Donald Trump tuvo la singularidad de que al incremento del odio de sus opositores se sumó la deserción y condena por parte de personajes de su propio de entorno dentro del partido republicano a los que acusó de traidores e infieles.

La problemática de la infidelidad se encuentra en cualquier ámbito social en que exista un pacto, por eso ocurre tanto en las alianzas políticas como en las parejas.

Analizar la infidelidad sin la connotación moral que la suele acompañar es una oportunidad de mostrar un fenómeno altamente complejo que a los psicólogos nos enfrenta a los límites de la unidad y coherencia del funcionamiento psíquico.

Pese a que el carácter furtivo de la infidelidad dificulta hacer estudios fiables de su incidencia en las parejas, las investigaciones disponibles hablan de una incidencia importante y creciente.

El instituto de encuestas y estadísticas IPSOS realizó una investigación sobre la frecuencia del adulterio en España. La encuesta que se realizó con casi 1000 participantes entre 16 y 65 años dio como resultado que un 35% de hombres y un 26% de mujeres reconocen haber sido infieles a su pareja.

Lo sorprendente es que tanto en el ámbito socio-político como en el de la vida sentimental las causas que provocan el comportamiento infiel están más ligadas a las características iniciales del compromiso que a la aparición de nuevas características.

En el caso del ex presidente americano, la cascada de deserciones y el rechazo de personas del entorno de muchos de sus apasionados seguidores que vimos en el final de su mandato se debió precisamente a aquellas características por las que fue seguido: su actitud transgresora, ególatra, oportunista, de desprecio a los críticos y a los límites de la legalidad. Trump fue abandonado por un exceso de aquello por lo que fue elegido y apoyado dentro de su propio entorno. Por ejemplo, los violentos a los que incitó al asalto del Capitolio ahora lo acusan de cobarde por retirase civilizadamente. Sin embargo, él fue coherente con su sentido de la oportunidad “Soldado que huye vale para otra batalla”.

Veamos lo que ocurre con la infidelidad en la pareja. En un acto de libertad se elige, sea con el corazón, la cabeza o en los mejores casos con ambos, a una persona con la se emprende un compromiso vital de la máxima intimidad con un contrato implícito de exclusividad. Esto es más o menos así al menos en las figuras tradicionales de pareja… que aún son prevalentes.

El adulterio supone la irrupción de un fenómeno sorprendente. El universo creado se vuelve insuficiente e insatisfactorio. Lo paradójico es que aquellas características por las que se eligió a esa persona siguen vigentes y produciendo apego.

A eso se debe que haya infidelidad y no separación.

La persona objeto del semi-abandono cambia para el adúltero parcialmente de status, puesto que queda excluida de su intimidad mental y emocional, pero al mismo tiempo debe seguir estando por aquellos rasgos por los que fue elegida.

Las terapias de pareja revelan en una mayoría de casos que, como dice el refranero, uno se enamora de aquellos rasgos por los que llegará a aborrecerse.

Trump encarnó para sus seguidores el propio deseo de transgresión y poder hasta que vieron que ese rasgo se volvía contra ellos mismos.

En el caso de una pareja, un ejemplo sería que se elija a alguien por la sensación de seguridad de ser una persona estructurada, confiable y meticulosa, y que esos rasgos acaben creando aburrimiento y carencia de emociones, que es lo que decantará en la búsqueda de otra persona.

La explicación psicológica se basa en que en la mente humana conviven necesidades e impulsos contradictorios y a veces incompatibles.

Es frecuente que la necesidad de satisfacer ciertos impulsos haga que se llegue a elecciones que realmente satisfacen a algunas tendencias sacrificando otras pero que tarde o temprano acaban por aparecer.

Una de las pocas cosas buenas que pueden decirse del ex presidente es que no engañó a nadie. Toda su trayectoria conocida y su discurso mostraron agresiva soberbia, arrogancia, inescrupulosidad y oportunismo. Y cumplió hasta el final. Tanto como una pareja muy cuadriculada puede volverse aburrida o incluso lo contrario, alguien que atrae por derrochar picardía e irreverencia puede permitirse demasiadas licencias a costa del otro.

Lo revelador de este análisis psicológico, excluyendo las implicaciones éticas, es el aporte a la comprensión de ciertas características del funcionamiento psíquico. Características que nos pueden volver víctimas de nosotros mismos.

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