Psicólogo en Mallorca

Lo que de verdad importa es lo que pase después

300 años antes de Cristo Aristóteles dio una de las definiciones más perfectas de la relación entre las causas y los efectos. Al estudiar la cuestión de las causas las dividió en intrínsecas, que tienen que ver con el ente, sea los sentimientos, idearios y necesidades de un grupo de ciudadanos o extrínsecas a las causas eficientes y finales que son exteriores a los hechos en sí.

Historiadores y psicólogos coinciden en ese problema, la relación causa-efecto. Unos en el devenir de los acontecimientos de la humanidad y otros en las causas de la formación de la personalidad y los traumas.

Todo el desarrollo de la historia presenta ejemplos de esta dualidad entre causas y efectos.
Entre los más actuales la llamada primavera árabe con la ebullición masiva y el derrumbe de la organización política de algunos países está siendo capitalizada solo por una parte de los sectores que participaron.

En nuestro país el estallido de los Indignados se apagó o apenas humea y pudiera darse que algún sector le de un sentido y haga algo con ello. Según algunos análisis políticos “Podemos” se está nutriendo de esos efectos.
El descrédito de la clase política como consecuencia de casos de corrupción puede tener los más diversos efectos, según qué o quiénes finalmente lo capitalicen como lo demuestra la imprevisible situación del independentismo catalán ahora sacudido por el escándalo Pujol.

En 1887 el oftalmólogo polaco Lázaro Zamenhof creó el Esperanto. Un maravilloso proyecto unificador para la humanidad consistente en una lengua internacional, un idioma planificado y racional que hubiera permitido entenderse entre sí a los habitantes de todo el planeta.

Por causas complejísimas e intereses inexpugnables la tendencia actual se mueve en el sentido opuesto rescatando idiomas de comunidades y culturas cada vez más pequeñas.
El Esperanto terminó siendo una romántica utopía de la que ya nada se oye. Finalmente lo que importará para la historia es siempre lo que pase después.

En el campo en la psicología individual este problema de las causas y sus efectos también lo investigó Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis. Investigó la forma en que los acontecimientos infantiles pueden llegar a tener importancia y significado para el resto de la vida de un individuo. Clínicamente saber qué hace que un hecho sea traumático es un tema de gran peso. Freud llegó a la conclusión de que los hechos van dejando su impronta en la memoria y se acumulan pudiendo que se olviden para siempre o que acontecimientos posteriores se les asocien dando importancia decisiva para los éxitos o fracasos, deseos, obsesiones, fobias y angustias de la vida de una persona.

De hecho el carácter traumático de actos sexuales de adultos sobre los niños depende fundamentalmente del significado que tomen durante su desarrollo emocional y cognitivo. Los psicólogos diagnosticamos con frecuencia diversas formas del llamado abuso infantil en el origen de trastornos psicológicos. Pero no siempre es así. Algunas personas lo recuerdan como un hecho más, como la escritora belga Marguerite Yourcenar que en su libro autobiográfico “Que la eternidad” cuenta que fue iniciada sexualmente por un primo mayor y que ello no la traumatizó en absoluto.

Refiriéndose a ese fenómeno el psicólogo francés Jean Laplanche utilizó la expresión après-coup, literalmente después del golpe, refiriéndose a lo que ocurre después del acontecimiento. La re-significación posterior de un suceso. La retroacción o acción diferida es un fenómeno común tanto a la historia de un individuo como al devenir histórico de los fenómenos políticos y sociales.

Mal asunto para impacientes necesitados de tomar posición y de saber quienes son los malos… y quien se llevará el gato al agua. Como diría Aristóteles, habrá que esperar a después!

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