Psicólogo en Mallorca

Feliz navidad, la maldición de la lista de contactos

Imaginemos recibir por estas fechas un sobre, que contiene una tarjeta navideña de felicitaciones. Bonita, con brillitos y hasta música. Vemos quien la envía por el remitente en la parte de atrás del sobre. Pero en la tarjeta su emisor no le ha escrito ni una palabra. Eso no nos sorprendería si proviene de una empresa a partir de un banco de datos, pero si es de un amigo nos caería peor que si no la hubiera enviado.

Como no podía ser de otra manera, Internet, en tanto herramienta de la interacción social, permite expresar todas las virtudes, vicios y perversiones como cualquier otro canal de comunicación. Es interesante destacar un fenómeno específico que pareciendo anodino es profundamente revelador. Los emails o mensajes, como los populares whatsapp, de felicitaciones navideñas enviados en forma masiva a partir de la lista de contactos. Cual una tarjeta vacía!

El destinatario se ve en la situación de tener que responder, agradeciendo y retribuyendo los buenos deseos pero de una manera singular, asimétrica y dedicada a quien lo ha saludado junto con toda su lista de contactos lo que es decir casi como ente anónimo.
No se trata de criticar la modernidad pues el fenómeno psíquico que aquí está en juego no es nuevo en absoluto.

La interacción entre los seres humanos, el uso de un lenguaje común no garantiza una relación en la que la subjetividad de las personas se tenga en cuenta.

Los conversadores que aburren porque no escuchan ni calibran el interés de su interlocutor, la idealización o la desvalorización de otros, la posesividad o los celos, son manifestaciones de la precariedad de las relaciones. Ni siquiera la intimidad sexual garantiza que haya una relación con la subjetividad del amante. De hecho la psicopatología de la vida amorosa, la dificultad de tener relaciones estables, la inorgasmia o la eyaculación precoz son manifestaciones de una patología de la socialización.

El nombre técnico para este campo de la conducta humana es inter-subjetividad. O sea la relación entre subjetividades.
En el momento que una de las subjetividades deja de gravitar el otro pierde categoría de sujeto y se transforma en objeto.

No es infrecuente que alguien perciba que ha sido invitado a una boda, comunión o cualquier evento por razones puramente protocolarias, incluso a disgusto. Y eso ocurre y mucho más de lo que se reconoce hasta con las fiestas navideñas en que ciertos parientes son incluidos por compromisos ineludibles o por el imperativo de felicidad y encuentro familiar que suponen. Los correos o mensajes por lista de contacto o masivos son una costumbre frecuente todo el año. Circulan chistes o diversos contenidos que los usuarios de Internet consideran que merecen difundirse por compartir algo de interés o para apoyar una causa. Pero ninguna de esas comunicaciones escapan a una incuestionable verdad, son comunicaciones vacías de intersubjetividad porque son a todos y por lo tanto a nadie.

No se trata de un problema de la tecnología actual pues tanto en la ya lejana época del papel, los sobres y sellos había seres que amaban de verdad y escribían un saludo dedicado con puño y letra, como hoy hay quienes aprovechan las nuevas tecnologías para hacer sentir al otro que es recordado y querido.

Sin embargo en estas fechas circulan emails y mensajes con el siguiente texto “Les deseo Feliz Navidad”, atención al “les”, acompañado de alguno de esos ingenios de animación con música, trineos y renos con Papá Noel a las riendas. ¡Pero ni un solo elemento personalizado! En fin, las formas del amor son muchas y variadas, pero las del ninguneo y el pseudo contacto no lo son menos.

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