Psicólogo en Mallorca

Escándalo: atracción fatal

Miley Cyrus, una cantante anodina a conseguido liderar las listas de ventas, que todo el mundo hable de ella y volver virales sus vídeos de YouTube solo gracias a convertirse en una provocadora. Y lo está logrando gracias a gestos absolutamente pueriles. Sacar la lengua, el ya célebre perreo, mover sus asentaderas cual perro con el fondo de un señor detrás, dibujar un pene sobre un cartón puesto fugazmente sobre su pelvis, fumarse un porro en una entrega de premios y poner caras de lasciva y perversa. Una supina tontería! Pero esta experta en provocación hace correr ríos de tinta, pone las redes sociales al rojo vivo y genera millones de euros.

En realidad esta señorita es una versión más económica de la gran maestra del escándalo que ha sido Madonna, quien a lo largo de su prolífica carrera ha recurrido a provocaciones con temas sexuales, políticos y religiosos. En octubre de 1992 su libro “Sex” vendió 1.400.000 unidades en solo 6 meses a partir de su lanzamiento. El libro se vendía sellado para evitar que los niños pudieran leerlo y venció múltiples intentos de prohibición. Cada una de sus provocadoras acciones han estado rodeadas de escándalos. Incluso el Papa Juan Pablo II pidió a los católicos que no vayan al concierto Who’s that Girl que la diva dio en Turín en setiembre de 1987.

Otro ejemplo de escandaloso es Berlusconi, que si ahora está pasándolo mal, no es porque sus bunga bunga y demás escándalos le hayan hecho perder simpatías ni votos. Es más bien por el cerco legal, y vaya a saber que traiciones de un entorno de intereses y corrupción en el que no existen verdaderos amigos. Es sabido que en Italia para el imaginario masculino, que es bastante machista, este personaje mujeriego, ríquísimo y poderoso encarna lo que muchos tímidos y vergonzosos reprimen en su inconsciente, aunque se sentirán contentos de verlo entre rejas.

A todos estos personajes las censuras, críticas, y prohibiciones no han hecho más que darles publicidad gratis.

El beneficio que les significa montarles escándalo está genialmente metaforizado en un dicho que se atribuye al dramaturgo George Bernard Shaw, “Hace tiempo que aprendí a no luchar contra un cerdo. Terminas todo sucio de barro y, además al cerdo le gusta”.

Para la psicología, el escándalo como fenómeno social contemporáneo merece un análisis no solo por el peso que está teniendo en la comunicación sino por lo mucho que revela sobre la naturaleza humana. El atractivo de lo escandaloso es que tiene morbo, o sea que fusiona lo negativo del rechazo y lo positivo de la atracción. En términos psicológicos eso se denomina ambivalencia. La ambivalencia consiste en la confluencia de sentimientos opuestos hacia un mismo objeto, situación o persona. En el caso de lo morboso se trata de la confluencia simultánea de sentimientos de repudio y excitación.

El rechazo es fácil de explicar. Se trata de la condena a un acto contrario a la moral y las costumbres. Se trate de los chanchullos de un estafador, de la corrupción de personajes públicos, de un divorcio en que salen muchos trapos sucios o de los mentados gestos obscenos de una famosa diva.

Lo que es difícil de explicar es el magnetismo. ¿Por qué atrapa la atención y el interés? Solo esto último es la razón de que un acontecimiento escandaloso consiga pasaporte para hacerse viral en la web o ocupar lugar en los medios.

Los expertos en comunicación manejan estadísticas de visitas en la red, noticias más leídas en diarios y audiencia en TV que revelan la explosiva atracción de los escándalos y, por lo tanto su importancia en los fenómenos de mercado y en la economía.

La explicación de esta misteriosa contradicción, de esta ambivalencia entre repudio y excitación radica en un mecanismo que describió Freud llamado represión.

Se origina en el proceso por el que un animalito biológicamente humano se transforma en un ser humano parlante y social supone una cruel lucha entre el deber ser, o sea lo que los otros quieren de él y sus impulsos y necesidades primarias. Dicho en cristiano, para poder entrar al club de los humanos, un niño ha de pasar por el aro, aceptar normas y frustraciones. Pero el salvaje nunca muere del todo, se hace inconsciente. Este fenómeno es el origen del sentimiento de culpa y de muchos de los trastornos neuróticos que los psicólogos clínicos intentamos curar.

También es el origen del sentimiento de lo morboso, que llevan al gusto, la atracción y la curiosidad por las trasgresiones. Porque hacen manifiesto o realizan lo que tenemos en estado inconsciente. El misterioso poder del acto escandaloso consiste en explicitar lo que a la gente le avergüenza. Las personas “civilizadas” tienen la ventaja de poder observar al escandaloso para condenarlo sin necesidad de admitir su excitación.

Hay aún otra faceta en este fenómeno, la facilidad de escandalizar a un público es proporcional a la represión y prejuicios del mismo. Es, por tanto un buen termómetro de cuan rígida, prejuiciosa y mojigata puede llegar a ser una cultura.

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