Psicólogo en Mallorca

Menopausia: resignación o iniciativa

Sabemos que la menopausia es un proceso que tarde o temprano toda mujer debe enfrentar.
En una gran mayoría de la población la información que las mujeres reciben, por parte de los especialistas se refiere a los efectos en la fisiología: sofocos, alteraciones del sueño y del ánimo, osteoporosis aumento de peso, etc.
Estos efectos son tratados, mitigados o diferidos con diversos recursos.
El llamado Tratamiento Hormonal Sustitutivo o THS que compensa la bajada de los niveles de estrógeno en sangre, los inductores del sueño, diversos tratamientos locales de la disfunciones genitales y otros recursos fisiológicos o mecánicos.

Sin embargo la dimensión subjetiva y social que este cambio biológico supone suele estar rodeada de oscuridad y es a ella a que me quiero referir.
El funcionamiento emocional y cognitivo del ser humano, o sea, lo que pensamos y sentimos, es producto de la confluencia de procesos biológicos neuro-químicos con elementos emocionales y culturales.
Un ejemplo: nuestra reacción ante el olor a un buen fondo de paella, dependerá del hambre o saciedad. Saciados podemos llegar a sentir disgusto, hambrientos nos excita agradablemente el apetito. Pero aún saciados, una tentadora bandeja de nuestros dulces preferidos nos resulta irresistible.
Digamos que a aquello de que “para el hambre no hay pan viejo” se le contrapone el que no siempre comemos por hambre. Como lo saben los golosos.
Ahora bien, las hormonas son tan responsables de la sexualidad como lo es la educación.
La caída de niveles de estrógenos en sangre produce efectos a todos los niveles: fisiológicos y emocionales… tanto como lo hacen la moral, inhibiciones y fobias.

Estudios realizados por Abranson y Pikerton (Chicago, EEUU, 1995) con estudiantes universitarios han mostrado que pese a que el pico en deseo sexual femenino suele ocurrir hacia la mitad del ciclo menstrual, cerca del momento de mayor fertilidad coincidente con la ovulación, el pico en actividad sexual suele ocurrir los día sábados, varias veces al mes. ¿Qué significa esto? Mientras que el primer efecto es claramente biológico, el segundo es social y cultural.
Vale la pena aclarar que cuando los psicólogos hablamos de sexualidad, no lo hacemos en el sentido restringido de lo que ocurre de la cintura hacia abajo sino, y principalmente, de lo que ocurre del cuello hacia arriba.
Desde el punto de vista psíquico, la sexualidad humana es un amplio y complejo campo que expresa y satisface necesidades sociales, afectivas, de identidad, de reconocimiento y de autoestima. Por eso es importante.
En las relaciones de pareja, la sexualidad es un aspecto en el que se expresan intercambian y satisfacen muchas más cosas que la descarga fisiológica.
Si la menopausia supone una disminución de la llamada libido, o sea interés o necesidad sexual, inevitablemente, el equilibrio que mantiene en funcionamiento la vida de pareja puede verse afectado.
Estos efectos tienen en muchos casos consecuencias decisivas para la pareja y, por lo tanto para la vida de las mujeres.
También los cambios metabólicos en muchos casos suponen el aumento de sacrificios para mantener la silueta y la estética en general.
Sin embargo el panorama no es tan sombrío:

Así como con la menopausia hay una curva decreciente de la predisposición biológica a la sexualidad, con el aspecto emocional puede ocurrir lo contrario: con los años la experiencia de vida significa para muchas mujeres, la caída de prejuicios culpas e inhibiciones. Lo que implica un proceso de afianzamiento de la autonomía, es lo que podríamos llamar sabiduría emocional.
De hecho, en la consulta los psicólogos observamos que en las jóvenes, estando en el momento de la mayor plenitud biológica, se dan la mayor cantidad de conflictos y síntomas en el campo socio-afectivo.
Para la mujer, lo interesante de este análisis es romper el sentimiento fatalista frente a lo inexorable de la biología al destacar el peso de todo lo que le es dado hacer con su iniciativa y con el afianzamiento de su personalidad.
No se trata de negar el peso de la biología, sino de destacar el contrapeso de la dimensión psíquica que, en el ser humano, es muchas veces mucho más poderoso.

Compartir